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Las primeras ideas surgen en torno a la connotación de jolgorio y alegría que tienen estas fechas y cómo sin embargo, un número importante de personas siente que se deprime, se irrita o que las odia (experiencia común clínica de psiquiatras y psicólogos reunidos).

Psikis.cl

El grupo Psikis.cl, se ha reunido esta vez para comentar y reflexionar en torno a otro tema que nos parece interesante.


Las Fiestas: Navidad y Año Nuevo.

Las primeras ideas surgen en torno a la connotación de jolgorio y alegría que tienen estas fechas y cómo sin embargo, un número importante de personas siente que se deprime, se irrita o que las odia (experiencia común clínica de psiquiatras y psicólogos reunidos).

En estas fechas que supuestamente debieran ser de felicidad y amor, hay un sentimiento oculto que a veces no se habla ni se conversa que es la profunda tristeza que provoca en muchos.

¿Cómo sentir pena en Navidad y/o Año Nuevo?

 

Casi es algo no permitido y no aceptado, probablemente porque los sentimientos más penosos son más desagradables y difíciles de manejar a diferencia de la alegría.

Nos preguntamos ¿Qué es lo que ocurre?

 

Surge en primer término la función que cumple la familia.

Son fiestas fundamentalmente familiares.
Esto nos lleva a reflexionar en torno a cómo serán vividas estas fiestas cuando hay una separación.
Ambos padres tienen el deseo de estar con sus hijos, pero hay que compartirlos.
Eso significa que alguno debe sufrir la soledad de la compañía filial.
Algunos hijos no estarán con alguno de sus padres queriendo estar.

Existen a su vez familias monoparentales, donde también falta alguien.

Otra circunstancia que se presentaría como dificultad, sería que en estas fiestas, las parejas jóvenes que no han alcanzado la independencia suficiente tienen un dilema difícil de resolver.

Con los padres de quién se festejará.

Se discute acerca del fuerte impacto de la Navidad sobre la familia.

Se viven duelos de personas que ya no están, recuerdos intensos.

A su vez, momentos de alegría y de unión.

 

La nostalgia que nos contacta con nuestra niñez, con los momentos maravillosos y con otros malos, cómo no habe rrecibido lo que queríamos, o no haber podido celebrar, etc.

 

Lo que convoca entonces, es lo que hacíamos de niños, la tradición, es algo que siempre se ha celebrado y que queremos que nuestros hijos continúen.


Estas son fechas que hacen pensar en otras fechas anteriores y así sucesivamente, se van haciendo evaluaciones y los recuerdos inundan las mentes.

Aparece la nostalgia y la melancolía de lo bonito que fue alguna vez hace años atrás, de las personas que estaban presentes y que ahora no están, lo difícil que es aceptar la realidad y pasarla bien con ella,en vez de cubrirla de buenas intenciones, idealizadas y con expectativas muchas veces inalcanzables.

Quizás entristece la ausencia de personas, de emociones, en fin, de "regalos" en todo orden de cosas.

Lo anterior nos lleva a pensar en lo que representa la Navidad.


Es todo lo bueno, la generosidad, el amor, la hermandad, la felicidad para todos.

Evidentemente estas expectativas son imposibles de cumplir ya que no son reales.

Por ello creamos una magia compartida, un mundo feliz ideal compartido por todos, una megarealidad más bonita.

Un juego cultural, basado en la tradición, en la historia que queremos que las nuevas generaciones también transmitan.

Esto genera una dualidad, por un lado la idealización, en que la fantasía supera a la realidad y por el otro la realidad que es frustrante.

Pensamos que la exigencia de cumplir con todas las expectativas de "un mundo maravilloso" y de "ser felices" nos enfrenta a una enorme dificultad.


Nos lleva necesariamente a disociar, a escindir, ya que todo lo malo queda afuera?.pero ¿Está realmente tan afuera? Somos seres con sentimientos negativos además de los positivos, y estos últimos ¿Dónde los dejamos? Y ¿Cuál es el costo de esta disociación?.

Casi llegamos a un acuerdo (el grupo que discute), lo negativo entra a inundarnos y probablemente nos enrabia, nos irrita y nos deprime.

 

 

La Navidad es una celebración basada en los vínculos, donde el regalo que nos dan también representa en la mente de cada uno, el valor que tenemos para los demás.


Es como un espejo, que nos revela cuan importantes (o no) somos para los otros.

Esto es muy aprovechado por elmarketing, que nos invita a comprar cosas cada vez distintas, más sofisticadas, más grandes, más onerosas.

La trampa lleva al endeudamiento y al stress.

Se ha perdido el sentido!.

El mercado implacable cobra más y nuevas víctimas.

Nos hace deprimirnos.

Es casi como que no bastara con los motivos internos que ya habíamos definido.

El exteror de nosotros ayuda a enfermermarnos.

 

 

El Nacimiento implica el renacimiento de la esperanza.


Libera.

Intentamos ser mejores o hacer mejor las cosas, pues sentimos haberlas hecho tan mal.

El nacimiento implica la posibilidad de reidentificarnos con el bien, con las cosas bien hechas, con la esperanza, con la bondad.

Quien nace, todo lo tiene por delante, no hay atrás.

Miles de significados posibles de ser aprovechados humanamente.

Pero no: compras, stress, depresión.

¿Qué nos pasa?

 

 

 El Año Nuevo, nos llevaría más a una introspección relacionada con el término de una etapa y el comienzo de otra, que nos encamina necesariamente a cuestionarnos si hemos cumplido con los objetivos propuestos para el período.


Es enfrentarse a las derrotas y a los momentos buenos del año que se va y a todo lo que ello significa.

Más depresión.

Finalmente para entender más acercade las fiestas, éstas desde lo antropológico y social tienen como sentido permitir aquello que no se permite en otros momentos y están relacionadas con los ciclos de la naturaleza.


Con cierre de etapas y comienzos de una nueva.
Cada año es una renovación de expectativas, de ilusiones y de esfuerzos, en donde se intenta "dejar atrás" lo malo como si esto fuera posible.


Una ilusión más que permite a las personas seguir adelante en sus vidas, confiando que mágicamente un año es distinto al otro por el sólo rito de estas fiestas.

Los rituales, las tradiciones le dan cierta sensación de seguridad a las personas, les transmiten continuidad y no cambio, les ofrecen un modo de hacer las cosas, les da estructura.

Lamentablemente, esta estructura está ligada con la historia cultural y familiar, y desde esta mirada, está forzada hacerse de la misma manera y con las mismas connotaciones.

Cuando, por otro lado, la realidad cultural e histórica nos muestra que hay cambios.

Y los cambios apuntan hacia la diferencia, hacia lo que no se conoce idealizando lo antiguo, lo familiar, lo de antes.

 

Los cambios incomodan y exigen creatividad, quizás en un momento del año en que la mayoría de las personas están cansadas y necesitan de la ilusión de un momento mágico, de un momento sin mayores reflexiones y donde todo sea bonito.


Esto también es necesario en la vida, aprender a disfrutar estos momentos con lo que hay, aunque todos sepamos que hay otra versión en estas fechas al menos para algunas personas.
 

 

Psikis propone: recuperemos el sentido humano de las festividades, usemos la inteligencia, la intuición.


Seamos más humanos.