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Cuando se estudian los aspectos biológicos de la persona y su comportamiento como miembro de una sociedad, salta a la vista el énfasis que señalan los investigadores en hacer resaltar únicamente la vertiente física o corporal de la sexualidad, descuidando su componente psíquico o anímico.

Dr. Salvador M. Camacho

Cuando se estudian los aspectos biológicos de la persona y su comportamiento como miembro de una sociedad, salta a la vista el énfasis que señalan los investigadores en hacer resaltar únicamente la vertiente física o corporal de la sexualidad, descuidando su componente psíquico o anímico.

 

En muchas culturas no se reconoce un periodo especial de transición entre el desarrollo de la niñez y el de la edad adulta.

En algunas lograr la madurez reproductiva y la capacidad física del adulto autoriza al individuo para tener todas las responsabilidades y privilegios de la edad adulta.

Aun en la sociedad occidental varia el grado en que los adolescentes son observados como grupo, para ser protegidos de las principales tareas de la edad adulta (el matrimonio, la paternidad, así como la autosuficiencia económica y emocional).

 

 

La adolescencia se formaliza en las sociedades donde se considera que la educación prolongada es un pre-requisito para tener competencia laboral, y donde el comportamiento inmaduro se considera un impedimento para la condición social.

Los temas de la adolescencia son creados en parte por las reglas de una cultura, para la transición de la niñez a la edad adulta, y en parte por los retos intrínsecos que plantean el desarrollo mental y las capacidades físicas del joven adulto.

(Tiefer, 1997).

 

 

La adolescencia es una etapa de la vida crucial para el aprendizaje de la función sexual, pues durante ella se ponen a prueba los roles socio-sexuales, especialmente el masculino, al final de la adolescencia, en la mayoría de los individuos están ya establecidas las pautas actitudinales y conductuales sexuales del adulto, que en las mujeres tienen un carácter mas afectivo que erótico, mientras que en los hombre sucede lo contrario.

(Alzate, 1998).

 

 

La adolescencia constituye un periodo de creciente complejidad en las diversas capacidades mentales y emocionales.

La cada vez mayor capacidad para pensar en las consecuencias de las propias acciones; para controlar el contenido de las propias fantasías; para tomar en cuenta los sentimientos de otra persona al planear el comportamiento propio; para evaluar una situación en forma realista; para sopesar las ventajas y las desventajas antes de tomar una decisión; para estructurar los sentimientos internos y los pensamientos; para postergar un placer inmediato al servicio de una recompensa posterior; para comprometerse con los demás: todas estas nacientes capacidades son empleadas en relación con los sentimientos y la comprensión sexuales.

Específicamente, las fantasías sexuales de los adolescentes, abarcan un campo imaginario más amplio y sus actividades sexuales incluyen una mayor variedad de motivos y emociones.

La sexualidad se relaciona menos con el placer sexual inmediato y mas con los significados con los cuales una cultura especifica ha investido a la sexualidad, es decir, aun cuando gran parte del conocimiento básico se ha llevado a cabo de manera fragmentaria, la adolescencia es una época en la cual, un individuo puede desarrollar sentimientos complejos.

Cualquiera que sean las actitudes individuales que los adolescentes puedan adoptar, los procesos intelectuales y emocionales implicaos en la toma de decisiones, muestran un indiscutible avance sobre la niñez.

(Tiefer, 1997).

 

 

En la adolescencia, el egocentrismo del niño y del preadolescente, es sobrepasado y sustituido por la incorporación del niño al grupo de sus iguales (barrera), lo cual sirve de mecanismo de protección contra los entornos sociales adulto e infantil, y permite la creación de una identidad propia, en este periodo de la vida, aparece también un periodo proyectivo-imitativo, que hace idealizar modelos externos propuestos por medios de comunicación (artistas de cine, deportistas, cantantes, etc.); además, entra en juego los sentimientos afectivos, y las primeras frustraciones sentimentales, se convierten en "tragedias", que en ocasiones dan origen a la "vocación" religiosa femenina.

(Alzate, 1998).

 

 

La adolescencia es una época de cambios radicales fisiológicos y del desarrollo de roles sociales.

En las sociedades occidentales, se trata de la transición de la niñez a la edad adulta y por lo general abarca el periodo que va de los 12 a los 20 años.

La mayor parte de los principales cambios fisiológicos de la adolescencia tiene lugar durante los primeros años de este periodo (Lerner, 1991).

 

 

No obstante, a lo largo de dicha fase de la vida, se generan cambios importantes y a menudo profundos en la conducta y las expectativas de rol.

En muchas culturas (y en la sociedad occidental en épocas preindustriales), los roles de los adultos se asumen a menor edad.

Más que sufrir un prologado periodo en la condición de niño-adulto, a la persona a menudo se le inicia en la adultez al llegar a la pubertad.

(Lerner, 1991).

 

 

Un hecho interesante, relativo a los cambios anatómicos durante la pubertad, es que, ya sea que den principio antes de los 10 o después de los 15 años de edad, todos se presentan en el mismo orden.

En los hombres, los cambios son notorios, agrandamiento del escroto y los testículos, crecimiento del vello pubico, alargamiento del pene, aumento del diámetro del pene, inicio del cambio de voz, capacidad para eyacular, que resulta del crecimiento de los rganos internos; la próstata, las vesículas seminales, crecimiento máximo del cuerpo, crecimiento de vello corporal, cara y tórax.

Toda la secuencia durante aproximadamente de 4 a 5 años.

 

 

En las mujeres, la secuencia comienza aproximadamente de un año y medio a dos meses antes que los hombres, los cambios visibles son: aumento en el tamaño de los senos, del pezón, del área que lo rodea (areola), aparición del vello publico liso, máximo crecimiento físico, primera menstruación y que indica ña madurez de los ovarios y el utrero.

La secuencia total requiere aproximadamente de 3 a 4 años.

(Tiafer, 1990).

 

 

La primera eyaculacion se denomina toraquia, un hecho de particular importancia, porque además de ser el fenómeno fisiológico más significativo de la pubertad, marca el comienzo efectivo de la vida sexual y la adolescencia.

Levin, 1990, encontró una influencia estacional en la aparición de la toraquia, ya que el 76% de los sujetos estudiados por el ocurrió en la primavera o en el verano, Kinsey encontró que la toraquia mas precoz fue a los 8 años de edad y la mas tardía a los 21 años, mientras que la edad mediana fue de 13.8 años.

La primera menstruación o menarquia es un fenómeno fisiológico de la pubertad en la mujer similar en significación a la toraquia del varón, por lo cual desempeña un papel central en la percepción subjetiva de la sexualidad femenina.

Las estaciones parecen no influir en su aparición, pero si en conocido el descenso secular de la edad a la cual se presenta, y que se ha atribuido al mejoramiento paulatino de las condiciones nutricionales.

La edad media de la menarquia esta situada entre los 12.5 y 13 años, en promedio, 13.1 años.

(Alzate, 1991).

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

 

Alzate, H (1997) Sexualidad Humana (2º.

Edición), Bogota, Colombia, editorial Temis, pp.110-112.

 

 

Gotwald, W (1993) Sexualidad, la experiencia humana, México, DF, Manual moderno, pp.

431-437.

 

 

Moreno, C (1998) Aspectos estructurales de la identidad sexo-genérica en el niño preescolar, Archivos hispanoamericanos de sexología, (4)2, pp.

307-334.

 

 

Prieto, MI (2002), Sexualidad Infantil, (2º.

Edición), México, DF, Instituto Mexicano de Sexología, IMESEX, pp.

9-15.

 

 

Tiefer, L (1997) Sexualidad humana (1º.

Edición).

México, DF, Ediciones: Harper and Row latinoamericana, pp.

49-52.