Sin duda que todos llevamos cuentas ya sea a nivel consciente o inconsciente de los que hemos logrado y de lo que no en esta época.
Sin duda que todos llevamos cuentas ya sea a nivel consciente o inconsciente de los que hemos logrado y de lo que no en esta época.
Para nuestro hemisferio el fin de años está marcado por el termino de ciclos, en lo escolar, en lo laboral, etc.
Después de fin de años ya vienen las vacaciones, por lo que la mayoría no puede escapar a esta sensación de que la navidad y el año nuevo marcan un nuevo ciclo.
Por lo tanto, hay altas expectativas en cuanto a lo que se quería lograr y lo logrado.
Todos somos sometidos a una evaluación, los niños en el colegio, los trabajadores con los desempeños, las empresas con las discusiones de logros, etc.
¿cuál es su evaluación?
Cumplir o no cumplir lo que nosotros mismos habíamos esperado se puede llegar a transformar en una gran preocupación.
Las evaluaciones con las que nos contrastamos pueden ser tangibles o intangibles, más o menos conscientes, pero igual mentalmente funcionamos con metas.
¿Qué metas cree usted que se puso el año pasado? Trate de pensar cómo se siente al respecto, trate de pensar si lo que le ha sucedido durante este año ha sido positivo o negativo.
¿Qué le gustaría cambiar y qué le gustaría que fuera distinto?.
La idea es que piense en algo alcanzable, piense en algo que tenga que ver con el empeño y motivación propia.
Para ello es importante reflexionar lo que para cada uno es importante o al menos tener claro qué es lo que se está haciendo.
Quizás lo bueno de los balances de fin de año, es que nos pone en el plano de la reflexión.
Nos confrontamos con nuestras actitudes, motivaciones, fantasías y expectativas.
No es posible escapar a pensar en términos de logros, de hitos, de lo que somos y en quienes nos queremos transformar.
Siempre es bueno pensar.
Pensar desde la calma y la bondad consigo mismo, no desde la autodestrucción y desmotivación.
Concluir que lo está pasando mal, que las cosas no han cambiado, no implica que tenga que desalentarse y desesperarse.
La desesperanza puede ser un índice para cambiar sus motivaciones.
El fin de año marca un hito, un ciclo definido que nos obliga a cierto grado de introspección.
Pensar que las cosas no le resultan por motivos externos puede estar escondiendo una dificultad para pensar en las propias responsabilidades.
¿qué estoy haciendo para que lo que me he propuesto no resulte, o..., lo que me he propuesto es viable?
De cualquier modo dése el tiempo para pensar en usted, para pensar en su vida, para desear y anhelar