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Las vacaciones son una oportunidad de salir de la rutina y descansar. Sin embargo, a algunas personas les cuesta más desconectarse y poder disfrutar. Sepa qué debe tener en consideración para que estas vacaciones sean tan reparadoras y entretenidas como usted espera.

Paulina Sallés, ex Guía de Psicología y Tendencias

Tomar unos días de vacaciones reparadoras es una gran oportunidad de salir de la rutina, escapar de los espacios a los que nos hemos confinado durante el año y liberarnos de los compromisos y plazos que nos mantienen atados al reloj y al celular. Sin embargo, no todas las vacaciones pueden ser igualmente reparadoras, y esto no tiene que ver con los recursos económicos con que contemos, ni con el lugar dónde decidamos ir, sino con el modo cómo decidimos vivir este merecido descanso.

 

 

 

 

 

Lo primero es dejar todo arreglado en el trabajo, la universidad o el colegio para poder desconectarnos del celular.

Lo primero que se debe tener en cuenta para tener unas excelentes vacaciones es dejar todo listo y dispuesto en el trabajo o en el lugar de estudio, de manera que podamos desconectarnos del celular, confiando en que no hay temas pendientes y que todo aquello que pudiese preocuparnos, fue debidamente delegado a personas de confianza. Fundamental es explicitar que no queremos ser molestados a menos que se trate de un asunto verdaderamente importante que no pueda ser resuelto por otra persona.

Y, cuando ya estamos listos para vacacionar, debemos disponernos física y mentalmente para disfrutar y, para lograrlo, resulta fundamental la flexibilidad.

¿Por qué es tan importante la flexibilidad?

No sacamos nada con planificar un viaje, un par de semanas en la playa, en el campo o en nuestra misma ciudad, si vamos a enojarnos porque los niños no se despertaron a tiempo para partir, porque se nos pasó la hora en que debíamos almorzar o porque un día no pudimos ir a la playa debido al mal tiempo.

Es necesario estar con una disposición de ánimo diferente a la cotidiana. Sentirnos libres de todas las presiones del reloj, plantearnos un ritmo alternativo, guiado por lo que vayamos queriendo en el momento y que pueda ser modificado de acuerdo a las contingencias. Disfrutar de las sorpresas que vayan surgiendo momento a momento, cambiando los planes y probando panoramas alternativos cuando sea necesario o, simplemente, cuando tengamos ganas.

Claro está que no podemos obligarnos a disfrutar, pero si dejamos espacio a la sorpresa y a la novedad, si intentamos centrarnos en percibir plenamente y con todos nuestros sentidos cada momento agradable, sin lugar a dudas, nuestra capacidad de gozar de las cosas simples aumentará.

Es por eso que se recomienda no hacer una planificación exhaustiva de todo lo que haremos en las vacaciones. Debemos aprovechar de vivir de manera diferente a cómo lo hacemos a lo largo del año. Es así como comer cosas distintas, conocer personas nuevas y realizar actividades novedosas pueden hacer que nos desconectemos absolutamente del trabajo.

 

 

Aprender a disfrutar el ocio es tremendamente importante. El ocio es el tiempo destinado a actividades recreativas, no obligatorias. Leer un buen libro, jugar a la pelota, salir a trotar, hacer castillos de arena, bañarse en el mar, hacer una caminata por un lugar bonito, andar a caballo, dormir a destajo, descansar en la playa, disfrutar del aire y muchas más, son cosas simples de las cuales uno puede disfrutar durante las vacaciones, sin sentir que se está desaprovechando el tiempo.

Y, si usted es de aquellas personas que no logra desconectarse por temor a que su vuelta al trabajo sea una especie de shock, le recomiendo lo siguiente:

Si las vacaciones son largas, de tres semanas a un mes, es positivo favorecer de a poco el retorno a la rutina intentando, por ejemplo, poco a poco, ir ajustándose durante la última semana a los horarios que posteriormente serán los habituales. Se puede retomar alguna tarea puntual del trabajo o alguna materia, en caso de estar estudiando, pero sin ejercer presiones sobre uno mismo. Esto puede contribuir a atenuar las sensaciones que produce el regreso al trabajo para evitar los problemas de adaptación que pueden darse por una desconexión excesiva.

Y, si las vacaciones son cortas, siéntase libre de disfrutarlas de principio a fin pues, en definitiva, a todos nos cuesta volver a la rutina y eso no puede transformarse en un impedimento para no disfrutar de un merecido descanso.