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De la euforia a la depresión y viceversa es, simplificando, el camino que recorren periódicamente los pacientes con trastorno bipolar, impidiéndoles llevar una vida normal. Las fluctuaciones del estado de ánimo superan en mucho las consideradas normales en cualquier persona

25/02/2020 MALEN RUIZ DE ELVIRA

 

SALUD MENTAL    El potasio es el nuevo litio en el trastorno bipolar

Las neuronas de los pacientes de esta enfermedad mental son más excitables que las de personas sanas.

 

Neuronas normales tintadas para distinguir su cuerpo (en azul) de los axones (en verde)./SALK INSTITUTE

Neuronas normales tintadas para distinguir su cuerpo (en azul) de los axones (en verde)./SALK INSTITUTE

MADRID

 

De la euforia a la depresión y viceversa es, simplificando, el camino que recorren periódicamente los pacientes con trastorno bipolar, impidiéndoles llevar una vida normal. Las fluctuaciones del estado de ánimo superan en mucho las consideradas normales en cualquier persona en función de su carácter y sus circunstancias y solo un tercio de los afectados responden bien, una vez diagnosticados, al tratamiento más eficaz, basado en el litio.

Ahora entra en juego otro elemento químico, el potasio, cuyos niveles en algunas neuronas parecen estar relacionadas con el columpio anímico que caracteriza el trastorno bipolar, según las últimas investigaciones. Esas neuronas se hiperexcitan o se hipoexcitan dando lugar a los síntomas, según la hipótesis más aceptada, y el objetivo de estos estudios es encontrar nuevos tratamientos y aclarar el funcionamiento del litio. Para ello, se obtienen en laboratorio neuronas "bipolares" de pacientes, como si fueran minicerebros, para estudiarlas.

 

Las variaciones en las corrientes de potasio en las neuronas de pacientes de trastorno bipolar explicarían también por qué algunos responden al litio y otros no, señala el Instituto Salk, en California, que lleva años intentando encontrar los mecanismos celulares de esta enfermedad. En 2015 sus científicos dieron un primer paso importante al comprobar en laboratorio la distinta influencia del litio en las neuronas de seis pacientes, tres de los cuales no respondían al tratamiento. En estos últimos sus neuronas siguieron siendo hiperexcitables con el litio, mientras que en el resto se calmaron.

 

Además, como estos investigadores comprobaron que las neuronas de todos los pacientes estudiados eran más sensibles a los estímulos que las de personas sanas, sentaron las bases para aceptar que el trastorno bipolar es una enfermedad neurológica, algo que todavía algunos ponían en duda. Antes se llamaba trastorno maníaco depresivo y es una enfermedad mental con un componente genético, especialmente difícil de diagnosticar y tratar, con síntomas muy variables en el tiempo. Los expertos suelen distinguirlo del trastorno ciclotímico, que alterna episodios semejantes pero más leves.

En los nuevos experimentos, publicados en la revista Biological Psychiatry, se han utilizado otro tipo de neuronas y han resultado ser muy diferentes las que se calman con el litio y las que no. "Es casi como si fueran dos enfermedades distintas", dice el investigador Shani Stern.

En el caso de las neuronas sensibles al litio, se ha encontrado una relación con el número de canales de potasio en la célula nerviosa y las corrientes de este elemento a través de estos canales. Parece que el litio actúa reduciendo las corrientes de potasio al tiempo que la hiperactividad neuronal. En las neuronas de pacientes que no respondían al litio, lo que se ha encontrado es que su inestabilidad está también relacionada con el potasio, además de con el sodio, aunque no se han logrado conocer los detalles del mecanismo.

Todavía queda mucho trabajo por hacer para relacionar estos cambios en la actividad neuronal en laboratorio con los cambios en el estado de ánimo de los pacientes pero Rusty Gage, que dirige las investigaciones y que también preside el Instituto Salk, cree que se está progresando de forma importante en comprender los mecanismos celulares que causan el trastorno bipolar y, por tanto, en desarrollar nuevos tratamientos.

El método de Gage y su equipo se basa en los avances en biología molecular de las últimas décadas, incluidas las células madre. Los científicos extraen células de la piel de pacientes diagnosticados con trastorno bipolar y las reprograman para obtener células madre, que tratan para que se conviertan en neuronas. Estas neuronas "bipolares" son las que resultan ser diferentes de las obtenidas por el mismo método a partir de personas sin trastorno bipolar, aunque parezcan idénticas, sobre todo porque su actividad eléctrica responde a estímulos menores de lo normal.

También se está experimentando, para estudiar el funcionamiento cerebral en general, con tejido vivo recuperado de operaciones en el cerebro. Lo hace, por ejemplo, el Instituto Allen en Seattle, que se centra en investigar lo que hace únicos a los humanos. Estas investigaciones, por ahora preliminares, presentarán en el futuro dilemas éticos, porque en cada muestra de tejido está el archivo mental de un donante. Por ahora, los científicos pretenden obtener una descripción completa de todos los tipos de neuronas humanas y de cómo se comunican entre sí. Entre otras cosas, establecerán las diferencias con los modelos animales (ratones, principalmente) que están impidiendo trasladar los resultados de los experimentos de una especie a otra en temas como la causa de la esquizofrenia, el autismo y la enfermedad de Alzheimer.