Se activan regiones de tu cerebro vinculadas a la detección de errores, la autoconfianza y la reciprocidad social

A lo largo de tu vida has desarrollado una serie de perspectivas, sentimientos y valores acerca del mundo. Y es precisamente ese conjunto de percepciones el que te lleva a tomar una decisión u otra en determinadas circunstancias. No obstante, no eres ajenx a los estímulos que vienen del exterior. Tanto las ideas de los demás como las propias personas que pronuncian esas ideas te influyen más de lo que piensas en el instante de decantarte por una u otra opción. Y varios investigadores han analizado cómo se manifiesta esa influencia en tu mente.

En concreto, un equipo de neurólogos de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y de la Universidad de Freiburg (Alemania) sometieron a un grupo de voluntarios a un experimento en el que debían intentar recordar la ubicación de un punto concreto en una pantalla digital. ¿El truco? Ellos seleccionaban una ubicación y posteriormente escuchaban la opinión de un ordenador o de una supuesta persona. Si no coincidía con su elección inicial, podían mantenerla o cambiarla y hacerle caso a esta influencia externa. Mientras, eran monitorizados cerebralmente.

 

¿Falta de confianza?

Los resultados, publicados en la revista especializada PLOS Biology, mostraron un aumento de "la actividad de la corteza cingulada anterior dorsal, situada en la parte parietal y casi del frontal, en la parte dorsal del giro del cíngulo o, lo que es lo mismo, en la parte delantera del cerebro", según señalan desde El Confidencial. Es la región del cerebro responsable de la detección de errores. Según la hipótesis de los investigadores, su activación estaría relacionada con la falta de confianza en ti mismx. De ello depende tu influenciabilidad.

Hay más

Pero no completamente. Además, la investigación descubrió que las personas están mucho más predispuestas a dar peso a las opiniones de los demás cuando los demás dan peso a sus opiniones. Ese equilibrio favorece la influencia. Y, como apuntan desde este mismo medio, "esta influencia normativa estaría ligada a conexiones funcionales más fuertes en la famosa área 32 de Brodmann, así como con otras regiones del cerebro vinculadas a las interacciones sociales". Así, tu cerebro te protege de ser esclavo de un ordenador.

O de un robot. Después de todo, y hasta que los robots alcancen cotas de humanidad muchísimo más sofisticadas, la interacción social solo puede tener lugar entre personas. No hay manera de que un robot tenga en cuenta tu opinión de la manera en la que puede hacerlo otro ser de tu misma especie. En consecuencia, y dada la ley de la reciprocidad en la influencia, él tampoco podrá impactar en tu opinión con demasiada intensidad. La gente sí. Por eso es importante tomar distancia e intentar mirar las cosas con objetividad.