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Crecen las relaciones y vínculos más allá de la monogamia, el modelo más aceptado socialmente.

02/12/2022 karen parentelli

Amar en tiempos modernos: los vericuetos del poliamor

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Crecen las relaciones y vínculos más allá de la monogamia, el modelo más aceptado socialmente.

¿Cómo comenzó en su caso este viaje de salirse de la monogamia? No fue por una pelea ni tampoco se dio de forma abrupta. Siempre hablaron todo, pero cuentan que desde afuera no se vio tan fluido el cambio. “Mi madre, que además lo ama a Esteban, pensó que nos íbamos a separar”, dice Marian. Pero lejos de eso, el vínculo se fortaleció.

“Teníamos una lista de lo que queríamos para la pareja. Lo escribimos juntos, y una vez por año o cada dos, la íbamos retocando y releyendo. Dentro de eso estaba el concepto de fidelidad. Y en mi caso me empezó a hacer ruido el tema”, dice Esteban, mientras que el recuerdo le deja una sonrisa de brackets pintada en su delgada cara de 47 años.

 

“Los polidramas"

Están los celos, el cómo dividir los tiempos de estar con cada pareja y también otros aspectos que tienen que ver con el tipo de acuerdo que se haga. Algunas parejas deciden no contar nada, simplemente saber cuándo se ven. Otros ponen límites, como no llevar a nadie a la casa donde viven.

En todo este paquete pueden llegar a situaciones muy dolorosas para los involucrados. “Siempre digo que hay que conocerse mucho y hablar. Si la pareja está en una crisis no recomiendo ni abrir la relación ni tener un hijo. Si ya hay problemas entre dos, ¿para qué sumar más personas?”, se pregunta Marian.

En el caso de ella, en un momento Esteban y Vicky plantearon la necesidad de poder verse más días a la semana. Para dormir juntos, salir a toques, y también para poder compartir más rutina: resolver qué comer, tirar la basura y charlar sobre lo que les pasó ese día. “A mí me pareció bárbaro. Pero si ellos van a estar más tiempo juntos, y pasar quizás más días en lo de Vicky, yo voy a necesitar que uno o los dos encaren venir a casa y lavar los platos. Tenemos que hacernos cargo de que esto funcione, porque nosotros queremos seguir compartiendo la vida juntos”, pone como ejemplo.

Pero a ella le han pasado otras situaciones con las personas que se vincula en Montevideo. Hace unas semanas se concretó una primera cita con un varón, cuando todo estaba terminando salieron a patear la Avenida 18 De Julio en la madrugada. Y de frente se cruzó con otra persona con la que ya hace años se relaciona. “Ahí no había mucho hablado, era la primera vez, y los presenté a ambos.”

Vicky tiene otras reglas con Esteban y con las otras personas con las que se vincula. “Siempre les pido que sin detalles me avisen, solo un mensajito: ‘Me voy a ver con alguien’. Para saber, porque esa situación de la sorpresa si los llego a ver me puede generar algo que no quiero.”

Nada es natural, todo es cultural

“El tema de los celos parece que es algo natural, tampoco lo es, porque es cultural. La propia organización de la familia heteropatriarcal con el padre jefe de familia, la madre y después los hijos, es una construcción que hicimos”, dice la psicóloga Laura Fascioli especializada en terapia de parejas y con más de 30 años de experiencia, para comenzar a hablar sobre lo que hoy nombramos como “poliamor”.

Fascioli explica que la idea de la monogamia está tan incorporada en la sociedad porque lleva años funcionando como tal. “Tiene que ver con el capitalismo y surge un poco antes de los procesos de formación de los Estados Nación.” Si bajamos esto a siglos, estaríamos hablando del XV, cuando Colón salió en búsqueda de un nuevo camino para llegar a las Indias. Antes de esto las comunidades funcionaban de otra forma, los cuidados de los más pequeños y de los enfermeros, eran realizados en conjunto, según explica la psicología.

Fascioli ha recibido a lo largo de su carrera parejas con distintas propuestas para poder abrir la relación. “Vienen con esa idea, pero no la pueden expresar por sí mismos o expresarla entre ellos. Necesitan un tercero que les ayude a pensar”. Este tipo de consultas son nuevas, y en el último tiempo se han incrementado.

Muchas veces es el deseo de un solo integrante, pero para esta psicóloga que trabaja desde el psicoanálisis y la perspectiva de género, lo más importante siempre es poder generar un espacio para pensar. “¿Cuál es la necesidad realmente? ¿Quieren una apertura de pareja o es porque la pareja no está funcionando y entonces lo que buscan es separarse?”.

Según su experiencia hay tantas formas de funcionar en una relación abierta, como parejas existen. Y algo que en un momento puede ser aceptado, en otro pasa a ser censurado. Pero el más habitual es el escenario de un noviazgo tradicional que luego de un tiempo dan “el paso”. Y también algunos vuelven, es decir, cierran la pareja.

La tranquilidad con la que Fascioli habla de las relaciones, y cómo integra distintas disciplinas, la dejan con ideas claras, como si teorizar sobre la complejidad de las interrelaciones humanas fuese contestar una pregunta con un emoji que detrás tiene cientos de bibliotecas de respaldo. Ella es miembro fundadora de la Asociación Uruguaya de Psicoanálisis de las Configuraciones Vinculares, trabajó años en la clínica psiquiátrica del Hospital de Clínicas, pero además se siguió formando, ahora acaba de terminar un curso en la Facultad de Humanidades de la Udelar.

“Lo que pasa es que se está cambiando aceleradamente. Antes consultaban por una infidelidad del hombre, en el proceso por lo general la mujer aceptaba y la consulta era para mantener un matrimonio. Ahora es distinto, ya llegan con la idea de separarse.”

Distintas caras de la infidelidad

Para comenzar los procesos de terapia de pareja, la psicóloga Laura Fascioli siempre lanza preguntas a sus pacientes, con el propósito de que ellos puedan pensarse a sí mismos como parte de un vínculo.

Un ejemplo de este cuestionario puede ser: “¿Qué quiere decir que ‘estuvo con otra persona’? ¿Por qué ‘me cagó'? ¿No puede sentir deseo por otra persona? ¿En qué te afectaría a vos si la otra persona te aclara todo antes?”

Una batería de preguntas, que pueden tener una respuesta lógica, pero en realidad cuestionan ideas arraigadas en el inconsciente.

“Las más perjudicadas son las mujeres, no están habilitadas a engañar, pero lo hacen, siempre se vio en consulta”, dice la psicóloga.

-¿Pero es menos común la infidelidad de las mujeres?

-Es igual de común que en los varones, salvo que las mujeres no lo expresan, pero claro que siempre existieron muchos casos. El problema es que esas infidelidades se ocultaron, porque está mal visto socialmente. Además, en algunos casos no podrían contarlo, o no pueden, por las reacciones violentas de sus parejas. Una respuesta podría terminar en un ataque físico, en un feminicidio, las matan, lamentablemente lo vemos seguido.

-¿Es distinta la reacción entonces, entre varones y mujeres?

-Sí. Los hombres incluso manejan a los hijos como propiedad, las mujeres también, pero son otros los mecanismos que operan. Tenemos un modelo donde el hombre jefe de familia sigue al frente de todo, las mujeres en el trabajo de los cuidados, que está invisibilizado y no remunerado. Que no es solo la comida, la limpieza, saber los horarios del médico y la escuela. Es, también, el sostén emocional.

La experta apunta que muchas veces se dan casos de una mujer que materna tanto a su marido como a sus hijos.

Agrega, además, que en los últimos años hemos tenido que revisar las teorías, ahora la realidad nos está mostrando que las parejas pueden funcionar sin que mantengan relaciones sexuales. Esto era algo que hace unos años era impensado.

Un amor que se sumaba a otro. Parece sencillo, pero era muy complicado para una chica de 21 años en 2007. Ine comenzó a tener una relación abierta antes de que el término se manejara con ese nombre. En su experiencia la comunicación fue clave, pero aún y con todo charlado, abrir su relación para estar con otra persona no salió del todo bien. “Ellos aceptaban todo, pero siempre había un ruido, que en realidad era como que una si aceptaba, pero la segunda persona no. En ese momento no pude con la gestión emocional, me abrumó y corté todo”, recuerda Ine sobre su primera experiencia.

Ina, Poliamor

Ina comenzó su camino en el poliamor en 2007.

Si bien duró unos meses fue suficiente para darse cuenta de que no estaba en paz y que sentía que estaba generando dolor. En todo este proceso de años Ine llegó a una palabra clave, para pensar las relaciones: “Ahora le pongo nombre y es validación. Nos estamos escuchando, no asumimos, ni juzgamos tampoco lo que la otra persona trae”, explica Ine.

Para ella hay algo revolucionario en estas formas de relacionarse, y no tiene nada que ver con los prejuicios de tener más sexo y con distintas personas, sino con traer la ternura, los mimos, los abrazos y los masajes después de un día pesado. Ine vive con su hija adolescente la mitad de la semana, la chica de 14 años pasa los otros días con el padre. Ahora se vincula establemente con más de una persona, con una de ellas desde 2019. Con esta última ya comenzó el vínculo sin tener exclusividad sexual. “Es una relación muy linda, con alguien que hubo una amistad antes, fue un desarrollo muy desde la comunicación”, cuenta.

 

Esta mujer que ama desde la paciencia, que cree que hay que detenerse a pensar qué estamos dando y qué estamos pidiendo en una relación, dice que los tiempos están cambiando, y mira con optimismo el cambio generacional. “Las personas de veinte años me parecen más livianas, en el sentido de no estar cargando con tanto prejuicio. Pero nosotros los millennials estamos en plena transición de modelo”, dice Ine del otro lado del teléfono, ensayando una respuesta, y dando algo así como sus predicciones poliamorosas para el futuro.