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¿Final para los malos en los cuentos infantiles?
Esta ronda humorística es más larga, pero hasta allí llega mi memoria. La recuerdo de niña, haberla leído una y otra vez, en un hermoso libro de tapas duras, forrado en tela, que obsequiaba la Caja Nacional de Ahorro Postal, lejanos tiempos aquellos en que se podía ahorrar y el ahorro era un hábito. Los chicos teníamos una libreta de ahorro y comprábamos
¿Final para los malos en los cuentos infantiles?
En la Villa de Beodez...

En la Villa de Beodez, van las cosas al revés,
los botines en las manos y los guantes en los pies.
En la Villa de Beodez, todo, todo es al revés,
el ratón persigue al gato, y el ladrón condena al juez.
Esta ronda humorística es más larga, pero hasta allí llega mi memoria. La recuerdo de niña, haberla leído una y otra vez, en un hermoso libro de tapas duras, forrado en tela, que obsequiaba la Caja Nacional de Ahorro Postal, lejanos tiempos aquellos en que se podía ahorrar y el ahorro era un hábito. Los chicos teníamos una libreta de ahorro y comprábamos estampillas que las pegábamos en la libreta y luego la entidad las admitía como valores de depósito.
Pero todo esto viene a cuento por un excelente artículo de Marta Larragueta Arribas, publicado en Infobae el 29 de febrero pasado, titulado "¿Dónde está el lobo feroz? Por qué desaparecieron los malos de la literatura infantil."
En dicha publicación, la autora hace un profundo estudio, que la lleva a concluir que el antagonista, el "malo"; casi ha desaparecido de los cuentos infantiles y entonces se pregunta el por qué. "¿Tiene que haber personajes malvados en la literatura infantil? ¿Es bueno que el público infantil lea o escuche obras donde hay adversarios que plantean dificultades al protagonista? Son preguntas que probablemente nos hemos planteado más de una vez y para las que parece que el mercado y los mecanismos de canonización (premios y recomendaciones) tienen una respuesta clara: no".
Y para saber la causa, bucea en los libros para niños publicados en diferentes decenios. En todos aparece el tesón por el color rotundo, pero el ogro ¿dónde está? y ¿el lobo feroz? Ahhhhh. . . es que en la villa de Beodez... En general, todos parecen desconocer lo que ya nos intentaba enseñar Bruno Bettelheim en Psicoanálisis de los cuentos de hadas, y ella lo explica, pues en esta obra el autor "planteaba la extrema utilidad de obras que mostrasen el lado negativo del mundo, para ofrecer a los pequeños un campo seguro en el que enfrentarse simbólicamente a sus propios miedos."
Psicoanálisis de los cuentos de hadas se centra en los cuentos de hadas (aunque en muchos, ellas no aparezcan) "y valora particularmente el hecho de que planteen situaciones donde no todos los personajes son buenos por naturaleza, sino que existen comportamiento cuestionables, así como dificultades y situaciones doloras y complejas".
Y concluye su artículo preguntándose si no será "posible que no sea el público infantil quien más miedo tenga a desafiar a brujas malvadas o terribles fieras, sino los adultos que quizás desconfiamos de nuestra capacidad de guiarlos y acompañarlos en semejantes lances."
Pero todavía falta algo más y que si bien es cierto que dentro de la literatura todo es válido, mientas que sea literatura y no un refrito más, muchos autores, incluso los muy buenos, han decidido culpar a la víctima y victimizar al oponente.
Y en la Villa de Beodez nos encontramos con una Caperucita Roja más parecida a Cruella de Vil, que no se abriga con 101 dálmatas, pero sí con la piel del pobre lobo, o la sospecha sobre la virginidad de Blanca Nieves, si no abusó ella de los 7 enanitos...
Mientras los medios de comunicación vociferan al unísono "Ni una menos", ahora han pasado a la inversa, son las víctimas del cuento, las sospechadas.
Los cuentos de hadas, así llamados, por ser cuentos maravillosos, tal cual fueron recogidos, o como fueron escritos, les presentan a los niños un mundo no del todo fácil, en el que deben hacer frente al peligro, al abandono, a los celos y lo hacen, alzándose al final vencedores ante las dificultades que les presentó la vida. Y son narraciones que hasta organizan sus propias pulsiones, si otros pueden, ¡yo también!
Incluso, muchas veces en nuestro afán de proteger, les negamos información necesaria. Por ejemplo, en las pantallas de televisión cuando están por pasar la noticia del ataque sufrido por un adolescente a la salida del boliche, aparece el zócalo o faldón avisando "Contenido no apto para niños, niñas y adolescentes", ¡si justamente es a ellos a los que hay que avisarles lo que puede ocurrir y cómo prevenirlo!
Y es un alerta más contundente que el que mamá o papá le repitan hasta el cansancio "tené cuidado". O la noticia de algún joven que murió por la ingesta de un choripán o hamburguesa mal cocinada, ¿es dañina que la vea o escuche algún chico? En la villa de Beodez...
A la noticia periodística la presentamos como ligeramente dañina, cuando en realidad tiene también contenido de aviso, de advertencia.
Niños y adolescentes viven en el mundo actual, en el mundo real, en el aquí y ahora, en el que no son todos malos los que los rodean, pero tienen que saber qué hacer, cómo evitar el riesgo o cómo salir salvos de ese encontronazo que les puede dar la vida.
Los cuentos de hadas, así llamados, por ser cuentos maravillosos, tal cual fueron recogidos, o como fueron escritos, les presentan a los niños un mundo no del todo fácil, en el que deben hacer frente al peligro, al abandono, a los celos y lo hacen, alzándose al final vencedores ante las dificultades que les presentó la vida. Y son narraciones que hasta organizan sus propias pulsiones, si otros pueden, ¡yo también!
Faltaba algo más: si bien es cierto que dentro de la literatura todo es válido, mientas que sea literatura y no un refrito más, muchos autores, incluso los muy buenos, han decidido culpar a la víctima y victimizar al oponente.