Los especialistas las definen como un tiempo de negociación. Y un momento clave en el que se pone a prueba la felicidad familiar.
DESCUBREN LO BUENO Y LO MALO DE LAS RELACIONES FAMILIARES
Los especialistas las definen como un tiempo de negociación.
Y un momento clave en el que se pone a prueba la felicidad familiar.
Sugieren tomarlas como un espacio creativo.
Descanso, tiempo en familia, adiós rutina.
Asociaciones que haría casi cualquier adulto a la hora de pensar en las vacaciones.
Los psicoanalistas, en cambio, dicen que los días más deseados del año están lejos de ser un tiempo "sin consecuencias".
Son, en principio, una enorme fuente de fantasías que no llegan a cumplirse, el período por excelencia de las negociaciones y un momento clave en el que se pone a prueba la felicidad familiar y de pareja.
Con la salvedad de que lo que sigue habla de situaciones generales y que el "caso por caso" es otra cosa, los psicoanalistas entrevistados definen las vacaciones.
Liz Spett apunta a las fantasías: "Las vacaciones suspenden la rutina y en ese sentido hay algo del imaginario que se juega fuerte, desde la aventura amorosa hasta el lugar que va a ocupar el deporte, la lectura, las salidas.
Aparecen como un espacio donde imaginariamente uno va a hacer todo aquello que no hizo durante el año y que, al final, no siempre llega a realizarse".
Silvia Sisto destaca las consecuencias del cambio: "Tanto el trabajo como la escuela anudan y ordenan durante el año las relaciones familiares y el período de vacaciones requiere de cierta plasticidad para poder reordenar la vida en ese tiempo.
Las vacaciones dan lugar al descanso, a la modificación de los hábitos y por eso son un momento importante en la resolución o el despertar de conflictos".
En la misma línea Sergio Rodríguez centra su análisis en los vínculos: "Al ser un tiempo excepcional porque nos saca de la regularidad, las vacaciones ponen al desnudo lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor de nuestras relaciones, que había quedado encubierto por la rutina del período laboral."
Cuestiones de siempre que por los cimbronazos de los últimos años desde ¿el 11 de setiembre hasta la crisis propia? son vividas (o padecidas) desde "otro lugar".
"La realidad cayó fuerte en todas partes del mundo", dice Spett.
"Y en relación a las vacaciones, creo que ahora se piensa más en el descanso. No sólo porque no podemos viajar como antes sino porque hoy, aunque se pueda, no está bien visto irse a Miami con cinco valijas.
Esta es un época de menor voracidad por el consumo, de mayor reflexión y mayor pudor."
Desde consensuar el destino hasta cada paseo diario, la negociación tiene una presencia fuerte desde el vamos.
Los especialistas dicen que si uno empezó decidiendo sobre los otros esas vacaciones no van a terminar bien.
Si no hay negociación hay tensión y agresividad y ahí vienen las peleas.y los accidentes de las vacaciones Muchos chicos vuelven fracturados. Y cuando uno trabaja sobre los accidentes se ve que muchos tienen que ver con las tensiones que se generaron por no haber llegado a las vacaciones en buenas condiciones de negociación.
Por suerte a la modalidad de "todos juntos, a todas partes y a toda hora" vino a rescatarla cierto sinceramiento de las costumbres: los más sabios, siempre que los chicos no sean tan chicos, optan por una vida familiar más laxa.
Los vínculos se ponen tan bajo la lupa durante este período "que no es poco común que muchas separaciones empiecen a tramitarse a la vuelta de las vacaciones", dice Sergio Rodríguez. La ecuación que expone es simple: cuando la relación de pareja es buena las vacaciones facilitan ese funcionamiento pero si hay tensiones, explícitas o encubiertas, los problemas estallan porque pasan todo el día juntos Lo mismo sucede con los hijos.
"Un tema central, que es fácil de ocultar durante el año pero que queda muy expuesto en las vacaciones, agrega el psicoanalista es la diferente disposición sexual en una pareja.
El rechazo sexual produce mucha irritabilidad en el rechazado y en el otro sentimientos de culpa que angustian y entristecen."
Entre los infiernos más temidos, asegura Rodríguez, pocos se asemejan a las vacaciones de las familias de nuevo tipo, como las llamadas
ensambladas: "los tuyos, los míos y los nuestros".
Al juntarse los hijos de diversos matrimonios más el de la nueva pareja, "es habitual que las tensiones propias de las rivalidades fraternales aumenten y que los padres estén permanentemente obligados a mediar y arbitrar".
Pero hay otras esperanzas si la diferencia de edad entre los medio hermanos es tal que vuelve más fraternales a los mayores con los
menores en lugar de estimular sus celos.
Con argumentos tan racionales como la falta de plata y el trabajo pendiente, no son pocos los que esconden el miedo a relacionarse con
desconocidos, "sociofobia", o a ir a un lugar extraño, por lo que eligen quedarse en casa.
Es lo que los psicoanalistas llaman "evitaciones".
Otros lo "solucionan" armando veraneos semejantes a la vida diaria, un "más de lo mismo" como resguardo de los conflictos: si viven en un
departamento alquilan otro, van a pasear a los shopping y a hacer cola en un restaurante.
"Pero el miedo más de fondo apunta Rodríguez suele ser el de tener que pasar tanto tiempo con la pareja y los hijos.
Es el temor a no tener escapatoria".
¿Y las fantasías? Ninguna, posiblemente, supere a esta que explica Spett:
"Las vacaciones, en general, son pensadas como el descanso de uno mismo, de la propia neurosis, y no es tan fácil." Para el regreso, entonces, no queda más que desilusión por las expectativas incumplidas, y cansancio"por esa idea obscena de aprovechar al máximo, desde la playa a las compras, porque la fiesta se termina. Y eso agota", dice la psicoanalista.
Pero aunque uno pueda reconocerse en alguno de estos espejos, al final de cuentas son las vacaciones y se merecen un final feliz.
Sisto sugiere ilusionarse, tomarlas como un tiempo productivo y de creatividad, actuaren vez de pegarse a la expectativa de ir a ver que ocurre. "Y a la vuelta partir de lo que pasó para formularse algunas preguntas".
Y por qué no, encontrar algunas respuestas.